Hace doscientos años, en un valle paradisíaco del norte, entre heladas montañas, una tribu local mantenía ritos a un árbol de magnolia. La Magnolia, que era en realidad la señora del bosque que había en el valle, muy agradecida, les decía a las plantas del lugar que diesen fuertes frutos para alimentar a sus gentes. Pero con el tiempo, las gentes fueron volviéndose más y más avariciosas, y tomaban todo el fruto, sin dejar ningún fruto que cayese a la tierra y alimentase a las plantas. Éstas, muy tristes a su señora acudieron, explicándole que si no dejaban frutos para ellas, se volverían raquíticas y no podrían seguir dando más frutos. Magnolia, preocupada, avisó a los lugareños, pero ya fue tarde, pues éstos ya cegados por la codicia, perdieron la capacidad de escuchar a Magnolia. Con el paso de los años, los árboles frutales fueron perdiendo el color y las hojas, y Magnolia enfirecida, convirtió a todos los habitantes en seres mitad planta, los esclavizó y obligó a trabajar en la reconstrucción de su hermoso valle. Asi pues, avisados estáis, si viajáis al norte, tened cuidado si de repente halláis un verde valle escondido entre las montañas, pues Magnolia no gusta de visitantes, y posee huestes de hombres planta que la obedecen ciegamente.
Para estrenar este primer viernes en la Pluma del Rolero, os vamos a presentar uno de los mejores juegos de cartas no coleccionables , Ciudadelas. A grosso modo, en Ciudadelas cada jugador debe construir una ciudad (ayudándose de las cartas de distrito), compitiendo en ello con el resto de jugadores. Pero no lo hará solo, pues cada turno encarnará a un tipo de personaje cuyas características especiales le ayudarán a construir más rápido, ganar más oro, robar e incluso asesinar a otros jugadores. Como podéis ver no es un juego pensado para hacer amigos exactamente.
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