Hace doscientos años, en un valle paradisíaco del norte, entre heladas montañas, una tribu local mantenía ritos a un árbol de magnolia. La Magnolia, que era en realidad la señora del bosque que había en el valle, muy agradecida, les decía a las plantas del lugar que diesen fuertes frutos para alimentar a sus gentes. Pero con el tiempo, las gentes fueron volviéndose más y más avariciosas, y tomaban todo el fruto, sin dejar ningún fruto que cayese a la tierra y alimentase a las plantas. Éstas, muy tristes a su señora acudieron, explicándole que si no dejaban frutos para ellas, se volverían raquíticas y no podrían seguir dando más frutos. Magnolia, preocupada, avisó a los lugareños, pero ya fue tarde, pues éstos ya cegados por la codicia, perdieron la capacidad de escuchar a Magnolia. Con el paso de los años, los árboles frutales fueron perdiendo el color y las hojas, y Magnolia enfirecida, convirtió a todos los habitantes en seres mitad planta, los esclavizó y obligó a trabajar en la re...
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